Dijo Jesús:
«Juan el Bautista ayunaba, y ustedes decían que dentro de él había un demonio. Luego vine Yo, el Hijo del hombre, uno que come y bebe, y ahora ustedes dicen que soy un glotón y un borracho, QUE SOY AMIGO DE GENTE DE MALA FAMA y de los que no obedecen a Dios».
Mateo 11:18, Traducción Lenguaje Actual
En la nueva Revelación se relata un suceso que es digno de atención. Se trata de Helena quien en vida fue una meretriz. Cuando conoció a Jesús despertó un inmenso amor puro por Él. En un encuentro, el Señor le pidió que le besara y Helena, en un arrebato de amor le besó en la frente.
A continuación Jesús le dijo:
«¡Pero, pero, Mi queridísima Helenita!, ¿qué otro beso verdadero puede existir sino aquel que proviene del amor puro y verdadero?
¡Tú tienes en ti el amor exclusivo por Mí, por lo que te es imposible darme otra cosa que un beso completamente verdadero, porque éste proviene de tu amor!
Mira, solo existen dos tipos de besos verdaderos; el primero, que se da más por respeto que por amor real, y el segundo, que aparte del respeto, ¡se da puramente por amor!
Este segundo tipo de beso, que se da de boca a boca, y no únicamente a la frente, es llamado por Mí el beso verdadero.
Tú ya Me has dado un beso sobre Mi frente, uno que es de altísimo e íntimo respeto, pero incluso ya en ese momento en el que me lo diste, lo encontré muy ardiente, y noté que contenía más amor que únicamente respeto.
Pero fíjate, desde nuestro primer momento del beso hasta ahora, tu respeto se ha transformado completamente en amor, entonces ¡ya no puedes darme más un beso en la frente, sino únicamente uno en la boca, y uno muy firme, seguro y ardiente!, ¡y este será un beso de verdad! - ¿Entiendes esto, mi queridísima Helenita?»